REHABILITACIÓN DE CUBIERTAS

REHABILITACIÓN DE CUBIERTAS

Las humedades por filtraciones de cubiertas son la segunda causa de pleitos judiciales en la construcción, tan solo por detrás de los daños estructurales. Pueden llegar a perjudicar la estructura del edificio, y reducir la vida útil de los distintos materiales que conforman el paquete de cubierta, como las pendientes, el aislamiento, los pavimentos, etc…

Una correcta ejecución de la impermeabilización no depende tan solo del producto impermeable que utilicemos, sino que depende de un correcto análisis de la estructura a tratar, y su uso real.

El CTE, nos ofrece una serie de pautas a la hora de impermeabilizar, pero no nos aconseja de qué forma es mejor hacerlo para el uso que a posteriori se le va a dar a la cubierta, ya sea un uso como cubierta de instalaciones, no transitable, transitable para personas o transitable para vehículos.

El agua no entiende de materiales, ni espesores, ni capas…, el agua solo entiende de poros, agujeros y fisuras.

Analizando de forma correcta los usos de la cubierta y sabiendo las particularidades de la estructura que la conforma, podremos saber donde estarán las zonas de  riesgo de aparición de poros, agujeros y fisuras en nuestro sistema de impermeabilización proyectado, con lo que podremos aplicar las acciones correctoras durante la obra y en su defecto, durante su puesta y servicio.

Las filtraciones por techos y cubiertas se pueden producir por los siguientes factores:

  • Por un deterioro del sistema de impermeabilización ya sea por un mal diseño de la solución constructiva, deterioro durante los trabajados de construcción o por deterioro con el paso del tiempo.

  • Por regla general los materiales que se usan para impermeabilizar las cubiertas tiene una vida útil de 10 años, pero la vía útil no es sinónimo de garantía (tal y como se nombra en los certificados de idoneidad Europeos), ya que los ensayos que justifican esta vida útil son realizados bajo condiciones ambientales estándar de laboratorio. Su durabilidad puede variar por múltiples factores como la agresión ambiental o la forma en la que hayan sido aplicados los productos, y en cada tipología de cubierta las condiciones que sufren los materiales son distintas.

  • Por el deterior del sistema de evacuación de aguas pluviales y/o al deterioro de los materiales que conforman el antepecho de la fachada.

  • Por un diseño deficiente de las instalaciones que van a ir sobre la cubierta, que obliga a las empresas instaladoras a tener que perforar los sistemas de impermeabilización.

  • Por fallos de diseño de proyecto de las capas o materiales que conforman la cubierta del edificio que hace que la membrana impermeable no sea capaz de adaptarse a las contracciones y dilataciones propias de la estructura.

  • Roturas de los sistemas de impermeabilización durante la ejecución de la obra, una vez comprobada la estanqueidad, por otros industriales, para adaptar sus trabajos a las exigencias del proyecto, y/o vandalismo.

Como se dice, no hay sistema de impermeabilización malo, cualquier cosa bien pensada y bien hecha funciona.

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